Hijos de la noche

Mª del Carmen Hermoso (2006)

Hijos de la noche, mezcla de miedo y deseo, los vampiros han vivido en nuestras pesadillas durante siglos. Pero ahora, tal vez hartos de vagar por tiempos y lugares, se han transformado en "un estilo de vida" que en vez de dar miedo dan un poco de pena. Con sus caras pálidas y ropas negras (de Armani ¡por favor!) se han convertido en fashion victims que no necesitan morder cuellos para alimentarse.

Estos hermanos oscuros de Peter Pan, poderosos y transgresores, son el modelo de miles de jóvenes que como "góticos" o "siniestros" salen a comerse la noche y saturan internet con páginas imposibles sobre como convertirse en vampiro, como ser uno de ellos… Pero, ¿dónde están los verdaderos amos de la noche?. Aquellos hombres y mujeres que con una sola mirada eran capaces de doblegar voluntades, que tomaban aquello que deseaban sin que nadie pudiese impedírselo, ¿qué queda de ellos?. Es difícil saberlo ante mi peluche con capa y colmillos que tiembla cuando tiras de la cuerda.

Se han buscado sus orígenes en la mitología de las grandes civilizaciones antiguas, hay quien ve su sombra en la diosa egipcia Meruty que transformada en ave nocturna emitía desgarradores gritos para paralizar a su víctima y devorarle el alma; otros encuentran el primer vampiro en el poema de Gilgamesh (2000 a.C.) dónde una especie de mujer pájaro con garras de lechuza llamada Lillake bebía la sangre de sus víctimas. Griegos y Romanos también tuvieron sus monstruos hematófagos como lamía, mormo, las strigae, etc. Incluso la mitología judaica tiene a Lilith, la diablesa por antonomasia condenada a vagar eternamente seduciendo a hombres a los que después bebe la sangre.

En la Edad Media con la propagación del cristianismo, los excomulgados, los suicidas, los brujos y en general todos aquellos que no compartían los dogmas de la fe corrían el riesgo de ser etiquetados como vampiros. Teniendo en cuenta las múltiples plagas, epidemias y el oscurantismo que asolaron Europa durante estos siglos, no es de extrañar que los no-muertos surgieran como setas. La credulidad y el histerismo hicieron el resto. En 1746 Dom Augustine Calmet publica su Tratado sobre vampiros que se va a convertir en todo un éxito de ventas de la época, el libro recoge un cuantioso número de informes sobre casos de vampirismo, y aunque el buen monje concluye que todo es pura falacia ese mensaje no logra contrarrestar la impresión general.
Como explica su contemporáneo Benito Jerónimo Feijoo: "Algún embustero inventó la patraña: otros le siguieron, y la esparcieron. Esparcida, inspiró gran terror a las gentes. Aterrados los ánimos, no pensaban en otra cosa, sino en si venía algún vampiro a chuparle la sangre, o torcerle el pescuezo; y puestos en este estado, cualquiera estrépito nocturno, cualquiera indisposición, que les sobreviniese, atribuían a la malignidad de algún vampiro. Supongo que algunos, y no pocos, advertidamente inventaban, y referían historias de vampiros, dándose por testigos oculares de los hechos. Infectada de ésta epidemia toda una Provincia, ¿cómo podían faltar materiales para muchas Informaciones jurídicas?". No se podía evitar que la bomba explotase, esparciéndose por Europa central, y aunque el mismísimo Voltaire tildaba la plaga vampírica como una moda más que pasaría con el tiempo esto aún no ha ocurrido.
Para darle un toque realista a todo este cúmulo de mitos y leyendas los estudiosos del tema (que haberlos haylos) echaron mano de tres personajes históricos de dudosa catadura que más que vampiros fueron psicópatas con posibles; me refiero al compañero de armas de Juana de Arco: Gilles de Rais, más conocido como "Barba azul". Sádico y pedófilo donde los haya torturó y asesinó a unos trescientos niños para satisfacer sus deseos y encontrar la piedra filosofal. La segunda candidata es la condesa Erzsébeth Bathoroy que en su castillo de Csejthe (cerca de los Cárpatos) organizaba unas orgías en las que no podía faltar la sangre de una joven y hermosa doncella, se le atribuyen la desaparición de unas 600 doncellas. Y por último un hombre de su época, Vlad IV Draculea (hijo de Dracul) alias Tepes, "El Empalador". Este hombre exhibió una impresionante capacidad para expulsar y eliminar cualquier amenaza sobre Valaquia . Sus métodos eran brutales, llegó a empalar a 2500 prisioneros turcos, sin embargo en la actual Rumania se le reconoce por su increible valor, su arrojo y su implacable sentido de la justicia, por ello es considerado un héroe. El resto del mundo lo recuerda por su extraordinaria crueldad.
El caldo de cultivo de lo que conocemos actualmente como vampiro esta casi terminado, tan solo le falta una pizca de realismo científico y eso nos lo aporta la medicina. Hay varios enfoques que intentan explicar el mal del no-muerto: la teoría de la rabia, esta explicaría los mordiscos, el aumento de fuerza, la rápida propagación y la locura; otra teoría más exótica es la que afecta a las porfirias, enfermedad genética de escasa incidencia que aporta la palidez, la anemia crónica,la intolerancia a la luz solar y ¡cómo no! alergia a los ajos. También hay una serie de trastornos asociados al lóbulo temporal que explicarían el aumento de la líbido y la aparición de emociones intensas e inexplicables.

A pesar de todo lo anterior, el auténtico, el primer vampiro no nació hasta 1816 en la Villa Diotadi. El mal tiempo frustró los planes de paseo de un grupo de amigos confinándolos a los fríos y oscuros salones de la mansión. La reunión la componían la condesa Potocka, Matthew G. Lewis (autor de "El Monje"), Percy B. Shelly, su esposa Mary y la hermana de ésta, Claire, John W. Polidori y Lord Byron. Como la misma Mary Shelly cuenta: "a pesar de encontrarnos en una estación veraniega, la lluvia y el frío nos obligaba continuamente a reunirnos cada atardecer alrededor del fuego hogareño, con el único quehacer de narrar cuentos fantasiosos, de tradición alemana, ensimismados entre espíritus y fantasmas pronto nos vino al pensamiento la excitante idea de redactar historias sobre estos temas…". Percy y Byron pronto olvidaron el asunto, sin embargo Polidori y Mary crearon El Vampiro y Frankenstein respectivamente.

Pasaron tres años hasta que el relato de Polidori (basado en una idea desechada de Lord Byron) viera la luz. En un primer momento el relato se le atribuyó al Lord por motivos promocionales, pero tras una carta donde Polidori ratifica y reclama su autoría tuvieron que clarificar todo el asunto. El relato, impregnado del espíritu romántico de la época, enumera lo que de ahora en adelante serán los atributos de un vampiro: Lord Ruthven es inmortal, posee ese magnetismo capaz de subyugar a hombres y mujeres, su espíritu malvado corrompe todo lo que toca sirviéndose de los demás como meros juguetes o simples vías de alimentación; su fuerza es sobrehumana, ama la noche con sus vicios y atrae a las tormentas. Aunque la calidad del relato es cuestionable su impacto en el lector sí que fue espectacular. En los años siguientes surgieron versiones teatrales, operas, novelizaciones de las versiones anteriores y demás productos asociados. Como resultado de esta depredación tenemos La novia de las islas, cuya autoría se la reparten Polidori, Byron y el dramaturgo francés Charles Nodier.

Con mayor o menor fortuna los relatos basados en vampiros empezaron a proliferar. Tenemos que esperar hasta que Guy de Maupassant nos regale "El Horla" para tener algo memorable. Fruto de su incipiente locura el texto en forma de diario (algo que sentará precedente) nos relata como un ente desconocido e invisible va consumiendo al protagonista, la indefensión y el horror de saber que algo está ahí, devorándolo poco a poco sin que sepa que hacer desemboca con un trágico clímax. Guy presenta otro tipo de vampiro igual de fuerte e inmortal, pero aún más pavoroso por el hecho de ser invisible.

No sólo los hombres poseen la no-vida eterna. Théophile Gautier, recogiendo la enorme tradición de adoradoras de la noche, hijas de Lilith, crea "Clarimonda". En el más puro estilo gótico, el autor narra las desventuras de un joven, bello e incauto (siempre son así) sacerdote que se ve sometido ante la belleza sobrenatural de la cortesana Clarimonda. Este relato reecoge los primeros métodos para combatir el mal con símbolos religiosos.

Sin embargo, la vampira por excelencia es "Carmilla" de Sheridan LeFanu. El buen hacer del autor nos describe a una misteriosa joven de rutilante belleza que seduce a una joven e impresionable dama. El erotismo latente entre las dos protagonistas, el ambiente opresivo y onírico van atrapando a los personajes que se resisten al único final posible. LeFanu copia literalmente los métodos utilizados en los siglos XVI y XVII para exterminar vampiros, narrándolos de una forma dolorosamente poética por parte de la protagonista.

En 1897 Bram Stoker publica su novela Drácula, y en ella se plasma el VAMPIRO. Su experiencia como articulista se ve reflejada en las sobrecogedoras descripciones físicas de los personajes y de los rigores a los que estos se ven sometidos; nace el mito del bien encarnado en el docto e infatigable Van Helsing, y del mal en forma del Conde Drácula, transilvano de pura cepa y pariente lejano de Vlad el Empalador. El resto……¡hay que leerlo!.

El cambio de siglo no disminuyó el interés que el público mostraba por los hematófagos, tan solo lo transfirió a otro medio: el cine. Aunque los relatos siguieron publicándose, sobre todo en revistas como Weird Tales, la imagen de Bela Lugosi paseándose por la noche hollywoodiense con su capa, y más tarde la de Cristopher Lee, llenaron las pesadillas nocturnas y diurnas de más de una generación.

La relación entre vampiros y cine ha sido, es y será muy fructífera, Henry Kuttner en su relato "Yo, el vampiro" nos cuenta la historia de un verdadero no-muerto europeo que se traslada a Hollywood para "colaborar" en una película; el protagonista intenta dar una respuesta lógica a los extraños sucesos que empiezan a afectar al rodaje, sobre todo cuando le atañen directamente. El relato tiene un ritmo cuasi fílmico y un final romántico en el más pleno sentido de la palabra. Tal vez Kuttner conocía los rumores que corrieron durante el rodaje de Nosferatu de Mournau que más tarde volvieron a ser filmados en La sombra del vampiro. Los hechos, los relatos y las películas se devoran unos a otros hasta la saciedad, pero por una vez la calidad de las creaciones sigue siendo elevada.
En 1954 Richard Matheson da otra vuelta de tuerca con Soy Leyenda, aquí los vampiros no sufren una maldición sino una mutación, no hay fe a la que agarrarse cuando la naturaleza y la ciencia hacen que la norma sea la única excepción. Durante el desarrollo de la novela nos vamos enclaustrando junto al protagonista en una casa completamente blindada, intentamos descubrir respuestas que están más allá de nuestras posibilidades, sufrimos juntos la angustia del desenlace cuando Robert Neville se da cuenta de que ahora él es el monstruo, él es quien aterroriza. Asistimos impotentes al surgimiento del mito que asustará a los niños cada vez que el sol empiece a salir...
Han de pasar muchos años hasta que nuestros bebedores de sangre vuelvan a impactar en las masas, en 1976 Anne Rice encuentra la gallina de los huevos de oro con Entrevista con el Vampiro, una novela histórico-vampírica, que se convirtió en un éxito de ventas. En ella los no-muertos son seres afectados, sumamente estéticos y demasiado llorones; nada que ver con las malas bestias a las que estabamos acostumbrados. La novela, cuya ambientación es magistral, se vuelve tediosa con tanta plática místico-filosófica del protagonista. Una se plantea lo agradable que seria tener una estaca a mano o los efectos beneficiosos del fuego. Nada que ver con las sedientas y maléficas criaturas salidas de la mente de Stephen King el año anterior. Como en muchas de sus novelas El misterio de Salem's Lot es una obra coral que nos permite ver los hechos desde varios puntos de vista a la vez, la acción se desarrolla en un pueblecito tipicamente americano, lleno de vidas rutinarias y anodinas que se ven sacudidas por sucesos que no pueden explicar. El miedo empieza a propagarse por la ciudad como una neblina, empapándolo todo. Como siempre, un grupo de "iluminados" olvida la racionalidad que sostiene sus creencias y decide luchar contra el viejo, sabio y retorcido mal. La novela, muy prometedora al principio, va perdiendo fuerza y concluye con un final predecible. Pero aquí los vampiros son lo que deben ser: depredadores inmortales vinculados a un amo tiránico que se rigen por su insaciable y constante sed de sangre. No seres atormentados que luchan constantemente contra su propia naturaleza como ocurre en Sueño del Fevre de George R. R. Martin, otra novela histórica con vampiros que tampoco dan miedo, ni pretenden darlo. El vampiro protagonista, criado lejos de los de su especie, se obsesiona con la búsqueda de una poción que apague la sed y los instintos animales que aparecen con ella. Cuando la encuentra sale en pos de los suyos para salvarlos de la esclavitud de su propia esencia. Joshua York es un visionario que busca una simbiosis con los humanos y para conseguir su objetivo no dudará en ser tan déspota y tirano como su rival, eso sí, siempre en aras de la libertad y el progreso.

Con este panorama y las sucesivas entregas de Anne Rice, la imagen "blandengue" de los vampiros empieza a imponerse y a expandirse. Las adaptaciones fílmicas de novelas y comics ayudan, incluso Coppola hace una versión bastante descafeinada del Drácula de Bram Stoker. Si a esto le añadimos las series de televisión para adolescentes y algún que otro juego de rol, de los vampiros primigenios nos queda bien poco.

Incluso en su última aparición en la La Historiadora de Elizabeth Kostova, Drácula es un mero pretexto para un apabullante e interesante tratamiento bibliográfico y antropológico de la Europa Central y de sus mitos durante los siglos XV y XVI. Dan ganas de comprobar si las fuentes bibliográficas en la novela son reales, la trama se mueve de un documento a otro de manera ágil, pero el vampiro bibliófilo que aparece en ella deja mucho que desear y el argumento, despojado de sus referencias históricas, queda de lo más flojo.

En este artículo no están reflejadas todas las historias de vampiros que podían estar, eso seria demasiado extenso, pero si son todas las que están. Existen estupendas recopilaciones de relatos como Sanguinarius o Vampiras, y cada cierto tiempo aparecerá "una auténtica novela de vampiros" en las librerias. Tan solo hay que estar alerta y protegerse el cuello…… por si acaso.

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Bibliografía
  • Criaturas de la Noche. Varios autores. Col. Mundo Fantástico. Ed. Folio. 2004.
  • Drácula. Bam Stoker. Ed. Anaya. 1991
  • Sueño del Fevre. George R.R. Martin. Ed. Acervo. 2004.
  • Sanguinarius. 13 Historias de vampiros". Col. Novela Gótica. Ed. Valdemar. Edición de Antonio José Navarro. 2005.
  • Vampiros. Relatos cortos. Ed. M.E. Editores. Selección de Victoria Robins. 1997.
  • El misterio de Salem's Lot. Stephen King. Ed. Debolsillo. 2005.
  • La Historiadora.Elizabeth Kostova. Ed. Umbriel. 2005.
  • Vampiras. Antología de relatos sobre mujeres vampiro. Varios autores. Col. Club Diógenes. Ed. Valdemar. 1999
  • Diccionario de Mitología Clasica (dos vol.). Constantino Falcon Martinez., Emilio Fernandez-Galiano y Raquel López Melero. Alianza Editorial. 1983.
  • Soy Leyenda. Richard Matheson. Ed. Planeta. 1985.
  • Entrevista con el vampiro. Anne Rice. Ediciones E Grupo Z. 1996.
  • Ella, Drácula. Ezsébet Báthory. Javier García Sanchez. Ed. Planeta. 2005.

En la red:

  • Diccionario Filosófico. Tomo 6. Voltaire.
  • Carta xx. Reflexiones críticas sobre las dos Disertaciones que en orden a las Apariciones de Espíritus, y de los llamados Vampiros dió a luz Agustín Calmet. Benito Jerónimo Feijoo.
  • Informe sobre vampiros (parte 1). El ajo y la estaca. Jorge Oscar Rossi.
  • Lilith y Cain. ¿Rebeldes o revelaciones?. Ozziel Nájera.
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